top of page
  • Foto del escritorMaya Jakub

Al igual que las asanas y el pranayama, los ejercicios de concentración y meditación tienen su propia secuencia.

La técnica de la meditación a través del autoconocimiento contribuye al desarrollo del autoconocimiento y del autocontrol, al desarrollo de nuestra personalidad con el objetivo de experimentar y realizar el Ser Divino (atma) en ella. Sin embargo, no podemos alcanzar un objetivo tan elevado de la noche a la mañana. Requiere autodisciplina, práctica constante y guía de Maestros, maestros espirituales.


La meditación de autodescubrimiento comienza con la pregunta: "¿Qué soy yo?" para finalmente encontrar la respuesta a la pregunta fundamental de nuestro ser: "¿Quién soy yo?"


En la meditación adquirimos conocimiento espiritual (para vidya). A diferencia del conocimiento intelectual (apara vidya), este conocimiento es inmutable y eterno. No se puede adquirir estudiando ni enseñando, sólo se puede adquirir a través de las propias experiencias. Se desarrolla dentro de nosotros a partir del respeto y observancia de las leyes cósmicas, a través de la práctica de mantras, como resultado de la meditación y la bendición del Maestro.


Para conocer el Atma, primero debemos examinar e iluminar minuciosamente todos los niveles de conciencia: conciencia, subconsciencia e inconsciencia. Cuando comprendemos y purificamos los contenidos de estos niveles de conciencia, lo cual se puede hacer principalmente a través de la meditación, se abre la puerta a la conciencia más elevada y se nos aparece el Atma Divino.


Durante la meditación de autoconocimiento, primero realizamos ejercicios para inducir una relajación física completa y paz mental. Luego mejoramos nuestra capacidad de concentración mediante el ejercicio de la visualización y la imaginación. Finalmente, pasamos a los contenidos de nuestra propia conciencia: nuestras cualidades, ideas y formas de pensar. Es muy importante deshacerse de opiniones y prejuicios preconcebidos y mantener una actitud neutral e imparcial. Sólo así podremos adquirir nuevas perspectivas y conocimientos.

Así que no nos quedemos en los "caminos trillados", no repitamos viejas verdades bien conocidas y no nos quedemos ahogados en las emociones. Al contrario, atrevámonos a traspasar los límites del intelecto y sumergirnos en las profundidades de nuestra conciencia.

A menudo pensamos que nos conocemos bien, pero si nos miramos más de cerca, descubrimos que todavía no sabemos mucho sobre nosotros mismos. Quizás nos sorprenda la cantidad de hermosas cualidades positivas que descubrimos en nosotros mismos: compasión, comprensión, amor, humildad, paciencia, disciplina, sinceridad, determinación, satisfacción, alegría y profunda dicha interior. Cuando los realizamos, pueden convertirse en un gran apoyo para nosotros, para nuestro desarrollo espiritual y para nuestras relaciones con los demás.


Sin embargo, en muchos casos también nos pueden sorprender aspectos negativos. Obstaculizan nuestro desarrollo espiritual y crean discordia en nosotros y en nuestro entorno. Así que examinémonos honestamente. ¿No vivimos cautivos del miedo, la avaricia, la ambición, la envidia, los celos, la intolerancia, la temeridad, la vanidad? ¿No sufrimos complejos? ¿Podemos perdonar? A menudo ni siquiera somos conscientes de estos rasgos de carácter que tenemos y pensamos que ya los hemos superado. A veces, sin embargo, pueden volver a flotar hacia la superficie. Inesperadamente. Descansan en el subconsciente como semillas, esperando sólo las condiciones favorables para germinar.


Nuestro ser se mueve en un espacio definido por cuatro niveles de conciencia:



• inconscientemente

• inconscientemente

• conciencia

• superconciencia


Las huellas del karma de nuestras encarnaciones pasadas se encuentran en el inconsciente. El subconsciente contiene todas las experiencias e impresiones de nuestra vida actual, que han sido registradas y archivadas desde que el alma entró en el útero. El subconsciente contiene todo lo que hemos vivido y experimentado, todas las percepciones sensoriales conscientes e inconscientes. Podríamos compararlo con una grabadora que graba todos los sonidos transmitidos por el micrófono. El subconsciente también almacena todo: lo agradable y placentero, así como los problemas reprimidos, los sentimientos conflictivos y agresivos, los miedos, las tristezas, las esperanzas y los deseos.

Cuando nos sumergimos profundamente en nosotros mismos durante la meditación, podemos tomar conciencia de estas semillas que yacen en el subconsciente. Conociendo y analizando las causas y conexiones, podemos luego liberarlas y finalmente disolverlas y eliminarlas.


Ejemplo: Alguien sufre un miedo aparentemente irrazonable y busca la ayuda de un psiquiatra. Al analizar su pasado, se encuentra que la causa de la ansiedad radica en ciertas experiencias de su infancia. Conociendo la causa, el miedo pierde su significado y quien lo sufre puede liberarse conscientemente de él.


Los restos no reconocidos y "no digeridos" de experiencias pasadas que yacen en el subconsciente sólo nos dañan mientras comprendamos las conexiones reales. A la luz del conocimiento, estas sombras desaparecen inmediatamente.


Al practicar la meditación de autodescubrimiento, examinamos nuestro mundo interior y conocemos más de cerca la función psicológica dentro de nosotros, que crea una conexión entre el subconsciente y la conciencia, es decir, la mente.


La mente es como un río caudaloso. El río no se puede frenar ni detener permanentemente. Si construimos una presa sin canal de drenaje, el agua que contiene se acumulará y un día ocurrirá un desastre. La presa se rompe y inundaciones devastadoras azotan el país. Si controlamos demasiado la mente y suprimimos por completo nuestros deseos y sentimientos, se crea tensión en el subconsciente; cuando la presión es demasiada, se produce una explosión.


Así que no podemos detener la mente, pero podemos dirigirla como dirigimos un río para evitar inundaciones y daños incontrolados. Utilizando la Meditación de Autoconocimiento aprendemos a controlar y regular las herramientas de nuestra conciencia (la mente y los sentidos) sin suprimir su actividad. Pero primero tenemos que conocernos a nosotros mismos, nuestras motivaciones internas y aprender a comprenderlas. De esta manera, podremos intervenir a tiempo y evitar que nuestros pensamientos vayan en una dirección que eventualmente nos conduciría a problemas y sufrimiento.


En la meditación de autodescubrimiento aprendemos a comprendernos y perdonarnos a nosotros mismos y a los demás, purificamos nuestro subconsciente y disolvemos lentamente nuestras inhibiciones y complejos internos. Nuestro pensamiento se vuelve más claro, se vuelve claro y así podemos evitar muchos de los problemas de la vida o superarlos. Finalmente, conocemos nuestra verdadera esencia y nuestro propósito de vida y desarrollamos nuestro yo interior.


Examinemos nuestras propias vidas. ¿Buscamos sólo placeres materiales o nos esforzamos por alcanzar el conocimiento y la sabiduría espiritual? Comer, beber, dormir y procrear llenan la vida de los animales. Si nos esforzamos por esto y nada más, estamos desperdiciando nuestras capacidades humanas. Sin embargo, quienes sean conscientes de las posibilidades que ofrece el ser humano encontrarán tiempo para la oración y la meditación, sin importar la religión que profesen. Dios está en todos lados. Es la energía omnipresente y consciente que impregna todos los seres creados y vivos.

Meditación de autoconciencia

Preparación para la práctica de la meditación (unos 20 minutos)

• Elige un tipo de asiento en el que puedas sentarte cómodamente, relajado e inmóvil durante todo el ejercicio.

• El maletero está erguido. La cabeza, el cuello y la espalda están en línea recta.

• Puedes envolverte en un chal de meditación.

• Las palmas de las manos reposan sobre las rodillas o los muslos en posición de mudra.

• Cierra tus ojos.

• Relajar los músculos del rostro, especialmente los párpados y la frente.

• Profundizar la relajación de todo el cuerpo relajando conscientemente el abdomen, los codos, la mandíbula inferior y la frente. Cuando estas áreas clave están relajadas, su posición sentada también lo será.

• Permanezca en esta posición durante aproximadamente 5 minutos. Calma tus pensamientos y sentimientos.

• Cante el OM y haga el ejercicio de meditación de la sección de ejercicios indicada.

Finalización del ejercicio de meditación.

• Cante OM.

• Frote bien las palmas de las manos, colóquelas en la cara y caliente los músculos.

• Inclínese hacia adelante para que su frente toque el suelo. Las manos descansan relajadas sobre la colchoneta junto a la cabeza. Siente cómo la sangre fluye hacia los músculos de tu cara. Permanezca en esta posición hacia adelante durante un tiempo para estimular la circulación sanguínea y el flujo sanguíneo a la cabeza después de permanecer sentado.

• Desnúdate lentamente y abre los ojos.

Posición inicial:

asiento de meditación

Respiración:

respiración natural

Duración del ejercicio:

desde el principio 10-20 minutos,

más tarde 30-60 minutos

DSC_0011 – kópia.JPG

Contact

Don’t let anything stand in between you and your goals—reach out with any questions, anytime.

Thanks for submitting!

DSC_0339 – kópia.JPG

YogaMaya

BLOG

bottom of page